Para construir y vender, alquilar, revender o especular, el sector inmobiliario sigue considerándose una de las formas de inversión más tradicionales que existen.
Invertir en inmuebles
La forma más tradicional de invertir en bienes inmuebles es construir o comprar una propiedad directamente, ya sea para alquilarla y generar una renta mensual pasiva, o para venderla a un precio mayor en el futuro. Sin embargo, hay muchas otras formas de invertir en bienes inmuebles. La modernización de la economía y del mercado financiero ha llevado al desarrollo de nuevos productos, relacionados con el sector inmobiliario. Es posible invertir indirectamente en bonos y activos relacionados con diversos proyectos inmobiliarios, obteniendo ganancias de escala que reducen la burocracia y los riesgos implicados, además de aumentar la posibilidad de obtener mejores rendimientos. Así, la inversión directa en el sector inmobiliario pierde atractivo y los activos financieros relacionados con el sector se fortalecen.
Ventajas de la inversión inmobiliaria
Las propiedades tienen potencial para revalorizarse. Así pues, puede comprar una propiedad con un valor inferior al del mercado en una zona en la que hay una tendencia a aumentar y añadir valor, con la construcción y la renovación. Para no correr ningún riesgo, la valoración tiene en cuenta puntos como la infraestructura, la accesibilidad, la ubicación y las redes de bienes y servicios en torno al inmueble. Invertir en bienes inmuebles protege su dinero de la alta inflación. Esto se debe a que las propiedades son muy tangibles y tienen un valor añadido. Así, en caso de crisis económica, si tiene una propiedad a su nombre, siempre seguirá con ella. No ocurre lo mismo con la aplicación del capital en el ahorro, por ejemplo. Sabiendo esto, la inversión inmobiliaria siempre ha sido la más estable.